Monday, August 09, 2021

 

Santiago del Estero en el momento de la Conquista

 


(Resumen)

Por Julio Carreras

Pueblos originarios

Antes de la llegada de los invasores europeos, ocurrida hacia mediados de la década de 1530, existían varios pueblos, mayormente pacíficos, que habitaban en la región que hoy ocupan las provincias de Santiago del Estero, Córdoba, Catamarca, Tucumán, Salta y Santiago del Estero.

El grupo étnico más importante era el de los tonocoté, que habitaba en la mesopotamia santiagueña – entre los ríos Dulce y Salado-, hace unos 1000 años. Eran agricultores, aunque combinaban esta práctica con la caza, pesca y recolección. Cultivaban maíz, zapallo y porotos. Vivían en aldeas ubicadas en prominencias artificiales denominadas túmulos, a la orilla de los ríos. Las chozas eran de planta circular o rectangular, con techos a dos aguas. El poblado estaba rodeado de palos a pique como defensa de los ataques de los pueblos invasores. Eran hábiles tejedores, hecho que fue aprovechado por los españoles para hacerlos trabajar en los obrajes de paños, cuando se introdujo el algodón en el Tucumán, sometidos al sistema de encomiendas. Teñían las fibras de vivos colores. Conocían la alfarería y fabricaban diversos utensilios de cerámica como pucos, urnas funerarias, vasijas, jarras, pipas, ocarinas, silbatos, etc., decorados de distintas formas y colores, grabados o pintados. También fabricaban diversos objetos de hueso como agujas, flechas, quenas, etc. En algunas zonas del río Salado se han encontrado opiezas de metal como campanillas, punzones, cuchillos, pectorales, pinzas y otros, que nos hablan del contacto activo de estos pueblos con los de culturas andinas, que conocían la metalurgia.

Los incas consideraban, a los pobladores de la mesopotamia santiagueña, "semisedentarios". Principalmente lules y tonocotés, habitaban las tierras bajas y húmedas. No hay acuerdo entre los historiadores acerca de si efectivamente el imperio incaico del Perú habría colonizado esta región. Una versión sostiene que el gobierno incaico habría establecido una alianza con ellos. Los "protosantiagueños", colaboraban en la defensa de la frontera oriental del imperio, contra los avances de los chiriguanos. Y también en el control de las poblaciones serranas conquistadas en los valles Calchaquíes donde fueron instalados como mitmaqkuna, recibiendo tierras y otros privilegios.

Otra versión historiográfica sostiene que "el contacto llegó mediante la lengua quechua, expandida por las zonas altas e introducida a Santiago por los españoles, a través de los lenguaraces con los que se comunicaban con los pueblos sometidos" (María Mercedes Tenti). Frente a los españoles los llamados "juríes" tuvieron un comportamiento ambivalente, enfrentándolos o negociando con ellos. Pero luego fueron los aliados que les permitieron establecer el primer asentamiento permanente: la ciudad de Santiago del Estero.

Los conquistadores españoles, al comenzar a comprender algo de sus idiomas, dejaron de llamarlos juríes. Para diferencialos entre tonocotés y lules. También relataron que sus vestidos eran diferentes de las ropas andinas de lana usadas por los pueblos de Santiago los varones se vestían con plumas de avestruz y las mujeres con faldas muy pequeñas, fabricadas con paja o lino.

Los lules y tonocotes estaban asentados hacia el norte (más cerca de las actuales ciudades de Salta y Tucumán y de la antigua Esteco). Ellos cultivaban las tierras bajo riego, en bañados o de temporal. Y también practicaban la caza y recolección en los bosques cercanos. Los españoles escribieron que los tonocotes eran más sedentarios y dedicados a las actividades agrícolas que sus tradicionales enemigos, los lules, quienes eran numerosos, guerreros, "insumisos" frente a los europeos y estaban más dedicados a la caza y recolección que a la agricultura.

Antes de la llegada de los españoles, grupos de pueblos huárpidos chaqueños comenzaron a desplazarse hacia el oeste y el sur, empujando y sometiendo a las tribus allí asentadas. Eran los lules, belicosos, nómades, que vivían de la caza, pesca y de la recolección de frutos y raíces silvestres. En su avance se pusieron en contacto con pueblos agricultores y así aprendieron a cultivar, aunque lo hacían temporariamente.

Los sanavirones se ubicaban al sur de los tonocotés, en la zona baja del río Dulce hasta la laguna de Mar Chiquita. Eran sedentarios y agricultores, aunque también cazaban, pescaban y recolectaban. Eran buenos alfareros y en la zona que habitaron se encontraron importantes yacimientos arqueológicos con restos de cerámica y petroglifos. También fueron encontrados gran número de torteros, usados para hilar, que nos hablan del desarrollo de la tejeduría. Enterraban a sus muertos en urnas funerarias. Vivían en casas grandes que albergaban a varias familias y estaban semi enterradas, por falta de madera y para abrigo en el invierno. Se agrupaban en aldeas.

Margarita Gentile, invastigadora del CONICET, señala que en una expedición realizada por el gobernador de Santiago del Estero, Gerónimo Luis de Cabrera, se habían encontrado cerca de 600 pueblos relativamente pequeños en un itinerario desde la ciudad santiagueña hasta lo que hoy es Córdoba. [1] El cronista, autor de los textos titulados “Relación de los pueblos descubiertos por Gerónimo Luis de Cabrera, gobernador de los Juríes”, hacia 1570, destaca el gran tamaño de sus casas. Muchas de ellas construidas con adobe y piedra, en el piedemonte de las serranías. También los singulares vestuarios, tejidos con lana e hilo. Así como sus instrumentos de metal. Especialmente destaca la afirmación de que aquellos indígenas "no se emborrachaban", a diferencia de otros que los españoles conocieran más al norte.

La irrupción europea

A partir de 1535 "al disminuir el ritmo -antes vertiginoso- de la expansión territorial española en América, luego de las conquistas de México y Perú, sobrevino la conquista más difícil de territorios con poblaciones en estadio cazador-recolector asociados a agricultura incipiente, de menor densidad y de estructuras políticas y sociales más débiles. La expansión se precipitó como consecuencia de las guerras civiles del Perú y de la necesidad de desembarazarse de los conquistadores sin empleo, aventureros, soldados y mestizos, sin ocupación, que podían volver a perturbar la paz colonial. De allí la extensión de la conquista a lo largo de la costa del Pacífico, por Chile, y la internación por la región del Tucumán, expandiéndose por el sur en búsqueda del puerto atlántico. Ambas regiones respondían a las necesidades del Perú minero." (María Mercedes Tenti)

En el verano de 1528, una pequeña expedición capitaneada por Francisco César, proveniente del Fuerte de Sancti Spiritu (hoy Entre Ríos) habría ingresado por primera vez este territorio. Este conquistador dijo haber encontrado al "Rey Blanco", un soberano reinante sobre comunidades fabulosamente prósperas. En un territorio donde -siempre según Francisco César-, sobreabundaban el oro y la plata. Más tarde se comprobaría que esto, o bien fue una alucinación de los cuatro exploradores, o bien realmente no existió.

En 1536, Diego de Almagro exploró la región de Santiago del Estero, llevando un numeroso ejército de españoles y aborígenes. Según el historiador José Néstor Achával, "las leyendas en torno de las riquezas extraordinarias" impulsaron al capitan español a emprender esta expedición. La cual se puso en camino el 3 de julio de 1535, con 400 soldados españoles, 20.000 aborígenes peruanos, conducidos por varios caciques, y los sacerdotes mercedarios Fray Antonio de Solís y Fray Antonio de Almanza. Luego de varios meses de vagabundear por todo el hoy Noroeste Argentino, desmoralizados por no hallar más que selvas y tribus belicosas, divididos, dispersos y diezmados, los conquistadores terminaron abandonando sus propósitos. Fueron a salir el lo que es hoy el desierto de Atacama, en Chile. (Achával)

En 1543 el capitán español Diego de Rojas partió desde el Perú con unos cien hombres. Luego debía seguirle Felipe Gutiérrez y más tarde Nicolás de Heredia. Tras continuos enfrentamientos con los aborígenes, logró penetrar en territorio santiagueño por las sierras de Guasayayán. Hasta que, en un enfrentamiento con los tonocotés, ocurrido en Maquijata Rojas fue herido con una flecha envenenada y luego de varios días de padecimientos, murió. La expedición siguió por el país de los diaguitas, recorriendo las actuales provincias de Catamarca, La Rioja y norte de San Juan, hasta entrar en Córdoba y continuar rumbo al Paraná.

Núñez de Prado

A mediados del siglo XVI, el Licenciado La Gasca acababa de poner fin a una guerra civil en el Perú y se veía en la necesidad, como antes Vaca de Castro, de emplear a la soldadesca que se encontraba "desocupada" y promovía insurrecciones. Por ello encomendó a Juan Núñez de Prado que organizara una expedición y fundara una ciudad para proteger el camino a Chile y para que se informase de las probabilidades de ocupación del territorio y facilitara el descubrimiento de la ruta al Río de la Plata.

Núñez de Prado partió de Potosí con doscientos hombres y el 29 de junio de 1550 fundó una ciudad en el valle de Gualán -actual territorio de la provincia de Tucumán- y le puso por nombre Ciudad de El Barco, en honor a La Gasca, que había nacido en El Barco de Ávila, en España. Realizó el trazado del poblado, conformó el Cabildo y distribuyó los indios en encomiendas.

Estando allí instalado se planteó el primer conflicto de jurisdicción con tropas chilenas, que al mando de Francisco de Villagra, obligaron a Núñez a reconocer la dependencia de su ciudad respecto de la gobernación de Chile. Una vez que se retiraron Villagra y sus hombres, Núñez de Prado desconoció su autoridad y decidió trasladar la ciudad. En 1551 la ubicó en el valle de Quiriquiri -actual provincia de Salta- y cambió su nombre por el de El Barco del Nuevo Maestrazgo de Santiago. Poco duró en esta ubicación ya que al año siguiente, por los ataques continuos de los naturales y cumpliendo órdenes de las autoridades del Perú –ante la inseguridad de saber en qué jurisdicción se encontraba- la trasladó en 1552, a orillas del río del Estero -hoy río Dulce-, cerca de la actual Santiago del Estero.

Aguirre

El gobernador de Chile Pedro de Valdivia, por creer que El Barco estaba dentro de sus territorios, designó gobernador de esta ciudad a Francisco de Aguirre -destacado capitán que había luchado en Europa y América- y lo envió a tomar posesión de ella. Su objetivo era unir en una sola gobernación toda la tierra existente entre el Atlántico y el Pacífico, desde La Serena hasta el Río de la Plata.

Aguirre, apenas llegó a territorio santiagueño en mayo de 1553, se apoderó de la ciudad, designó otras autoridades, organizó un nuevo cabildo, distribuyó nuevas encomiendas, apresó a Núñez de Prado que estaba explorando en las cercanías, lo envió prisionero a Chile y decidió trasladar la ciudad a corta distancia de su antigua ubicación, por estar demasiado expuesta a las crecidas del río. Así lo hizo el 25 de julio de 1553 y, finalmente, le puso por nombre Santiago del Estero. Con la fundación de Aguirre comenzó el proceso de asentamiento europeo de forma regular en esta nación.

Primer enclave español

La explotación del territorio se asentaba en el aprovechamiento de la mano de obra indígena. Los pueblos sometidos eran convertidos en tributarios, es decir, que estaban obligados a pagar tributos a la corona, como todo súbdito, prestando trabajo o contribuciones, en especie o en dinero. Los funcionarios reales fijaban los montos y cobraban. La forma más común de recaudación fue mediante la implantación del régimen de encomiendas. Mediante este sistema la corona transfería a un español el derecho a cobrar el tributo que los pueblos indígenas debían pagar a la monarquía.

Como la conquista había sido financiada por los propios conquistadores, a quienes el rey otorgaba el derecho a percibir el tributo que las comunidades indígenas debían pagar a la corona, el otorgamiento de tierras o de encomiendas, aparecía como una forma de compensación. A cambio, el encomendero debía velar por los indios y convertirlos al catolicismo.

A pesar de ello, las obligaciones de los indígenas no terminaban con estas prestaciones directas. También eran sometidos a la mita –prestación tomada de los incas-, por la cual en una cantidad fija de días anuales, las comunidades debían mandar grupos de nativos para realizar determinado tipo de servicios, que podía ser en la agricultura, recolección de miel, algarroba y cera o el hilado de tejido de algodón. Con ello pagaban la tasa al encomendero.

También realizaban la mita de plaza, con la que contribuían en las construcciones y en la limpieza y cuidado de las obras públicas en las ciudades. Cuando se desarrolló la explotación minera en el Alto Perú, extraían nativos de la región para el trabajo en las minas.

Otra forma de "servicio" fue el yanaconazgo. La cual constituçia casi una esclavitud, servidumbre personal perpetua a un español, impuestas a familias indígenas secuestradas de su pueblo. Generalmente eran capturadas en acciones de guerra o en correrías sobre los poblados indígenas.

Estos yanaconas actuaron como mediadores entre la cultura española y los indígenas. "Se piensa que ellos fueron los que introdujeron el quichua en Santiago del Estero" (María Mercedes Tenti). Las extremas crueldades de los encomenderos bajo este sistema de dominación, especialmente con las encomiendas en los obrajes de paño, en donde hilaban, en particular las mujeres, llevó a que se promulgasen ordenanzas protectoras desde España. Aunque la mayoría no fueron acatadas por los conquistadores.

Fundación de las otras ciudades argentinas

Una vez fundada Santiago del Estero, desde Chile se continuó impulsando la población del Tucumán y desde la nueva ciudad partieron numerosas expediciones fundadoras. Así se fundaron San Miguel de Tucumán, Nuestra Señora de Talavera de Esteco –que luego fue abandonada- y Córdoba. Los problemas de jurisdicción entre Chile y Perú por la posesión del Tucumán concluyeron cuando el rey Felipe II, por Real Cédula de 1563 creó la Gobernación del Tucumán, dependiente en lo político del Virreinato del Perú y en lo judicial de la Audiencia de Charcas. A partir de entonces se desarrolló una política fundacional con objetivos precisos que eran: consolidar los asentamientos en el noroeste para una mejor unión con el Perú, por Charcas, y buscar una salida hacia el océano Atlántico que permitiera una comunicación más directa con España; así se fundaron Salta, Todos los Santos de la Nueva Rioja, San Salvador de Jujuy y San Ferrando del Valle de Catamarca. Si bien hablamos de ciudades, en todos los casos se trataba de humildes villorios compuestos de casas precarias, rodeadas de palo a pique para frenar el ataque de los nativos, habitadas hacia el siglo XVI por no más de 250 vecinos españoles, que participaban, a su vez de las expediciones exploradoras y fundadoras y que eran encomenderos de varias decenas de miles de tributarios indígenas.

Debido a este proceso fundacional que dio origen al Estado del cual luego se iba a originar la actual República Argentina, se considera a Santiago del Estero Madre de Ciudades. Título nobiliario otorgado en 1577 por el rey Felipe II. Así Santiago del Estero, no sólo es la ciudad más antigua del país, sino también la fundadora inicial y simbólica de lo que hoy constituye toda la nación argentina.


[1] “por las quales se camino mas de otras . cinquenta leguas en longitud y en ellas se hallaron por visita que se hizo muchos de vista y otros por ynformaçion mas de seisçientos pueblos . de yndios . que en aquella serrania y balles que en medio deella ay ./ estan poblados en los quales hecha collaron aber casi treinta mill yndios” 

Fuentes: Historia de Santiago del Estero, José Néstor Achával. Los orígenes de Santiago del Estero. María Mercedes Tenti. La gobernación de Tucumán c. 1570. Comentarios a la "Relación de los pueblos descubiertos por Gerónimo Luis de Cabrera, gobernador de los Juríes". Margarita E. Gentile Lafaille



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